Un hombre con ropajes normales aparece colgado
de un árbol (¿unas ramas?). Tiene una pierna cruzada y las manos en la espalda.
Los colores son alegres y parece incluso que el personaje tiene un halo de santidad
o de iluminación mística. No parece que lo hayan colgado, más bien parece que
su posición y situación son voluntarias.
El colgado es una carta que nos habla de
profunda reflexión, casi desde el aislamiento, un tiempo indeterminado que
dedicaremos a esperar pensando, analizando desde otro punto de vista, pero
también de bloqueos. Es una carta muy mística, del sacrificio como medio para
llegar a la comprensión. El colgado vive de otra manera que, quizás no
disfruta, pero sí tiene plena conciencia de ella y espera que lo lleve al sitio
que desea.
Jodorowski dice que el colgado diría: “Estoy en esta posición porque así lo quiero. Yo corté las
ramas y he liberado mis manos del deseo de asir, de apropiarme de las cosas, de
retener. Sin abandonar el mundo, me he retirado de él. Conmigo podéis encontrar
la voluntad de entrar en el estado en que ya no hay voluntad. En que las
palabras, las relaciones, los deseos, las necesidades ya no os atan. Para
desligarme, he cortado todos los lazos, salvo el que me liga a la Consciencia”
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