Un hombre joven y atractivo que se nos dice
que es un mago (aunque no parece el estereotipo de mago convencional) aparece
enmarcado en flores y en actitud de fuerza. Podemos deducir que esa fuerza (que
también vemos en los colores), en parte, viene de la propia naturaleza; de lo
divino (señala el cielo) y de la naturaleza (señala la tierra)
Aparecen dos símbolos de poder, uno propio: la
“barita mágica” y otro divino: el
símbolo de infinito que lo corona (todo debe ir siempre supeditado al Poder
Divino)
La mesa que tiene delante y que parecen ser
los elementos que utiliza para su magia son precisamente eso: los cuatro
elementos representados por los cuatro palos del tarot
Oros
– Tierra.
Copas
– Agua.
Espadas
– Aire.
Bastos
– Fuego.
El mago domina, controla, cambia, crea.
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